La Europa bárbara de la Edad de Bronce también comienza a elaborar cerveza. La primera fuente histórica de la cerveza en Europa se sitúa en el noroeste de la península Ibérica y un poco mas tarde en el norte de Europa, en el espacio geográfico que actualmente ocupa Dinamarca. Lo que indica que la cerveza era una bebida elaborada y consumida en toda Europa, a excepción de la civilización griega, consumidora de vino.
Las primeras referencias que se tienen de la cerveza hecha en la península Ibérica provienen de Plinio en el siglo I d.C., quien cita dos tipos de cerveza diferentes. El primero lo constituían las cervezas verdes, o sidras de cebada, termino con el que describían los romanos los zumos fermentados (y del cual proviene la palabra sidra), y que se consumían durante el proceso de fermentación. El otro tipo correspondería a cervezas de guarda, que se podrían almacenar durante largo tiempo. Se tiene constancia de que existe este tipo de cerveza desde la época numantina.
No se conoce la composición exacta de estas cervezas hispánicas antiguas, y si estas estaban especiadas, pero es posible que las de guarda estuvieran aromatizadas con hierbas que permitieran una mejor conservación de la cerveza durante largo tiempo. Se ha constatado que los restos de la cerveza mas antigua de Europa data del año 2200 a.C. (valle de Ambrona, Soria). Aunque los restos arqueológicos mejor estudiados hasta el momento son los del asentamiento preiberico de Geno, en Lleida, estos indican que los habitantes de este poblado del 1100 a.C., consumían cerveza y que conocían la forma de elaborarla.
La cerveza elaborada por entonces en Geno era más o menos ácida, dependiendo de las técnicas que utilizaran y de la estación del año en que elaboraran cerveza. Esta se debía elaborar para celebraciones y tenía que ser consumida mientras estaba fermentando, ya que no podía ser guardada por largo tiempo sin la adición de otros ingredientes que permitieran preservarla de la contaminación bacteriana.
La historia de Europa es la de las guerras entre países. La cerveza también ha estado ligada a la cultura de la guerra, aunque sin tener relación alguna con sus causas. Los cerveceros eran personajes tan importantes que en la civilización babilónica quedaban exentos de luchar y solo acompañaban a los ejércitos durante las batallas para mantenerlos bien provistos de pan y de bebida. El pan evitaba el hambre del guerrero y la cerveza o el vino le proporcionaba el coraje y valor necesarios para la lucha. Sería interesante saber si algunas de las famosas batallas que se ganaron fueron debido a una ingesta adecuada de cerveza, de forma que los guerreros, sin estar demasiado borrachos para no ser torpes, aprovecharan los efectos del alcohol para perder el miedo a la muerte. Así la cerveza, como bebida ceremonial, paso a tener también a un componente espiritual en el guerrero y quedo ligada a la cultura de la guerra.
En el 400 a.C. la cultura de la cerveza ocupaba un lugar de excepción en toda Europa y el cuerno de beber circulaba por la península Ibérica al mar Báltico o Adriático. Tan solo subsistían dos enclaves donde el vino seguía imponiéndose, la Grecia clásica y el sur de la actual Italia. Entre las belicosas tribus del norte, la cerveza era bebida de guerreros, brebaje de héroes, y trofeo de batalla.
Mucho más tarde le toco a la Europa cristiana descubrir con espanto las crueles artes de los vikingos, poseídos de una insaciable sed de depredación y de cerveza. Tras haber retrocedido frente al avance del vino cristiano de Roma y Grecia, la cerveza volvió a bajar al mundo mediterráneo a bordo de los barcos vikingos, ya que estos embarcaban en sus naves suficientes cantidades de malta y toneles de agua como para fabricar cerveza a bordo. Así podían ofrendar a Ran o a Aegir la bebida que los mantenía a salvo de los naufragios y los vientos adversos, y disponían al mismo tiempo de una medicina que les evitaba padecer el escorbuto.
Hacia finales del año 1000 la expansión vikinga hacia el sur de Europa se detiene y los terribles saqueadores vikingos se establecen en las regiones conquistadas. En este momento en Europa se dibuja nítidamente la separación, hoy conocida, entre una Europa del vino y otra de la cerveza. La progresiva cristianización de Escandinavia, aunque permite a la cerveza mantener su preeminencia en la Europa del Norte, provoca la transformación de “la cerveza del guerrero” en bebida de uso domestico. Esta transformación será profunda y definitiva.
La dominación romana y la posterior cristianización del imperio trajeron consigo la regresión del consumo de la cerveza hacia el norte de Europa y la imposición del consumo del vino en el Mediterráneo. La cerveza quedo relegada en el Mediterráneo a ser una simple bebida popular y su elaboración restringida a la cocina de las casas. Aun así los pueblos bárbaros se resistieron a la cultura romana y a la importación del vino. La caída del imperio propicio una ola de invasión cultural pagana que el cristianismo se encargo de combatir. Esta lucha contra las costumbres paganas relego la cerveza a la cocina sin poder trascender el marco familiar.
El nuevo orden cristiano favoreció el nacimiento de la vida urbana, el mercado regional y las actividades gremiales. Es en este momento cuando el hombre sustituye a la mujer en la elaboración de la cerveza artesanal.
Durante la Edad Media la elaboración artesanal se va masculinizando en los pequeños comercios, pero es en los monasterios donde nace la autentica industria cervecera. En aquella época los monjes eran los únicos capaces de copiar manuscritos antiguos, ya que aun no se había inventado la imprenta. Por lo tanto únicamente ellos podrían aprender las técnicas cerveceras e intercambiar información con los miembros de otras abadías. Además la actividad monacal permitía disponer del tiempo necesario para llevar a cabo investigaciones. El poder económico de los monasterios, en aquel momento en plena expansión, permitía al monje cervecero mejorar así la calidad de la cerveza, ya que no tenía que preocuparse por el coste de fabricación, que era asumido por la poderosa Iglesia Católica.
Los monjes y las abadías comenzaron a interesarse por la capacidad que tenia la cerveza de atraer a los peregrinos, teniendo en cuenta que tener mas peregrinos significaba mas fama y mas poder económico e influencia en la orden. La cerveza tenía en aquel tiempo un carácter netamente de bebida alimenticia y vigorizante, por lo que resultaba ideal para el reposo de los fieles. La calidad y sabor de la cerveza que elaboraban garantizaban el prestigio de la abadía. Esta fama ayudaba a desarrollar la fe entre la población.
A partir del siglo IX se conoce la existencia de cervecerías dentro de los monasterios, donde producían por entonces tres cervezas diferentes: la prima melior, destinada a los sacerdotes y los huéspedes ilustres del monasterio; la seconda, un poco mas suave, reservada a los peregrinos que iban a orar al monasterio; y la última, que se servia a los peregrinos que pasaban por el camino.
Hasta el siglo XI la Iglesia dominaba casi todo el comercio de cerveza en Europa. Pero no es hasta la aparición de la cerveza con gruit cuando se comienza a cobrar por la bebida. Al mejorar el sabor de la cerveza también aumento su consumo entre la población que vivía en los alrededores del monasterio.
El consumo de cerveza en los monasterios era tan elevado que se tuvieron que celebrar dos concilios para recordar a los monjes que no descuidaran el cumplimiento de sus deberes: el concilio de Aquisgran (en 817) reglamentaba el uso de la cerveza y el de Worms (1255) limitaba el consumo de cerveza a los días de fiesta.
El lúpulo empieza a cultivarse en el siglo VIII, en los alrededores del monasterio de Freising (Alemania). Si bien llego a este país desde los Países Bajos (Brabante, Flandes), donde la fabricación de la cerveza con lúpulo se practicaba ya anteriormente. La primera constancia documental del empleo del lúpulo en la elaboración de cerveza elaborada con lúpulo hay que buscarlo probablemente entre los mongoles. La epopeya finlandesa Kabala, cuyo origen es anterior a la emigración desde Asia a Europa, habla de lúpulo al describir detalladamente la preparación de la cerveza.
La introducción del lúpulo en la elaboración de la cerveza no se generaliza en toda Europa hasta los siglos XIII y XIV. Se cree que inicialmente se usaba en los monasterios para amargar el sabor y moderar el consumo por parte de los habitantes de los alrededores. Pero la experiencia mostró a los monjes las propiedades inmejorables del lúpulo para conservar la cerveza durante mucho más tiempo. Además la introducción del lúpulo como aromatizante aumento paulatinamente el consumo, junto con los excesos que acompañan a la ingesta desmesurada de alcohol. Algunos
estamentos de la Iglesia se alzaron contra los supuestos maleficios de esta planta de la cerveza, vaticinando graves daños para la salud de quienes eligiese beber bière (que era el nombre popular de la cerveza aromatizada con lúpulo) en vez de la tradicional cervoise.
Por estas fechas el éxito de la cerveza de las abadías atrajo el interés de los señores feudales ante la posibilidad de la recaudación de impuestos sobre la actividad de elaborar cerveza. A partir del siglo X se permite la actividad de cerveceros laicos, y el señor feudal comienza a tomar las riendas de este fenómeno comercial. Los fabricantes laicos, sujetos a impuesto por elaborar sus cervezas, comienzan a quejarse de la competencia ilegal de las abadías cerveceras, lo que provoco la pérdida de privilegios y la eliminación de las fábricas de los monasterios.
Del siglo XII en adelante los cerveceros de oficio organizados en gremios sustituyen definitivamente a los monjes y la enorme competencia obliga a mejorar de modo considerable las cervezas de origen laico. Los impuestos que los gobernantes cargan sobre la producción castigan duramente a los monasterios, que ya no pueden continuar produciendo gratuitamente. Con la aparición de la realeza, comienza el reinado de las corporaciones cerveceras.
Un saludo y gracias por vuestro tiempo.
Nos vemos en los bares.