Claro
que por entonces Barcelona no existía ni lo que bebían nuestros
antepasados se parecía en nada a lo que hoy llamamos cerveza
La
primera cerveza de Europa debió parecerse muy poco a las frías jarras
espumosas de las que disfrutamos hoy. Seguramente fue algo más parecido a
una sopa caliente y fermentada en la que se mezclaban cereales y frutos
para favorecer la aparición y la acción de la levadura, y no se bebía
como un simple refresco sino con objetivo de embriagarse dentro de
determinados rituales, especialmente de carácter funerario, algo que
conseguían a pesar de su baja graduación (3 o 4 grados), debido a su
poca costumbre de beber alcohol.
Sabemos
todo esto porque un equipo de arqueólogos catalanes la encontró en
1999 en Begues, a unos 30 kilómetros de Barcelona. Fue en la sierra del
Montau, en el interior de la cueva de Can Sadurní. En este lugar de
tierra fértil y agua abundante llevan viviendo los seres humanos unos
12.000 años, desde lo que se conoce como el Paleolítico Superior. La
cueva de Can Sadurní, situada en un enclave privilegiado del valle de
Begues, acogió a esos primitivos habitantes durante miles de años, y
todos ellos dejaron su huella. Descubrirlas y desenterrarlas es un
trabajo delicado y lento que lleva en marcha casi cuarenta años. Ahora,
esos trabajos están a punto de abrirse al público como parte de un
parque arqueológico con el objeto de divulgar la historia de esta cueva.
En 1978, un equipo de arqueólogos descubrió este lugar,
y desde entonces se han realizado varias campañas de excavación
arqueológica. "Ahora mismo tenemos abiertos unos 41 metros cuadrados y
hemos llegado a una profundidad de 1,6 metros", explica Pablo Martínez,
codirector de las excavaciones en Can Sadurní. Pero tienen todavía mucho
trabajo por delante: un sondeo a 5 metros de profundidad refleja un
total de 31 secuencias cronológicas bien diferenciadas. Una cronología
perfecta de la prehistoria en la Península Ibérica.
Como decimos, dentro de poco, los visitantes podrán echar un vistazo a esta línea del tiempo. El Colectivo para la Investigación de la Prehistoria y la Arqueología de Garraf-Ordal
(CIPAG) que gestiona los trabajos de investigación, acaba de firmar un
acuerdo con el ayuntamiento de Begues para abrir el enclave al público,
de forma que puedan visitarlo los vecinos, grupos escolares, turistas y
cualquier otro interesando en saber un poco más sobre cómo fuimos hace
miles de años. Aún quedan por concretar algunos detalles, explica
Martínez, pero la intención es que las visitas empiecen en un plazo de
un mes, y costarán en torno a 5 euros.
La cerveza como rito funerario
Entre
otros restos, los arqueólogos han encontrado unos 15 o 16 cuerpos
humanos, 4 de ellos en perfecto estado de conservación. "No es fácil que
esto ocurra, porque factores como inundaciones, desplazamientos de
tierra, los animales o el uso de la cueva durante siglos podrían haber
movido o deteriorado estos restos", explica Martínez.
Situados
en posición fetal, los habitantes de esta cueva acompañaban sus ritos
funerarios con alimentos y bebidas. En una de las vasijas que
acompañaban estos cuerpos, los investigadores encontraron restos de
cebada malteada, ingrediente de esta cerveza primitiva, que datan en
torno al año 4.300 antes de Cristo, hace unos 6.300 años (un 'título'
que también reclamaron los arqueólogos que trabajan en el valle de
Ambrona, en Soria, tras el hallazo de una bebida de trigo fermentado de hace 4.400 años).
En
la terraza natural frente a la cueva, unos grandes agujeros eran
utilizados como silos: allí acumulaban el grano que recogían, tapándolo
con enormes rocas para que se conservase durante meses, incluso años.
Los granos en contacto con las paredes germinaban, consumiendo el
oxígeno del interior y favoreciendo el efecto vacío que ayudaba a que
durasen más tiempo en buen estado. Por último, en un molino de mano
hecho de piedra se hallaron restos de cebada tostada, utilizada para la
fabricación de cerveza.
"Todos estos hallazgos son de la misma
cronología, es decir, son de la misma época. Esto significa que los
habitantes de esta cueva por entonces conocían los procesos necesarios
para manipular el cereal, las mismas familias hacían las tres cosas",
explica Martínez.
Inspirada en la cerveza neolítica
En 2014, esa cerveza neolítica volvió a la vida.
O al menos una versión inspirada en ella. La empresa Cerveza Artesana,
con sede en Barcelona, elaboró una receta basada en esa primera cerveza
europea, con el objeto de dar a conocer este hallazgo y a la vez ayudar a
financiar las investigaciones. Por cada litro que vendiera, un euro
iría a Martínez y su equipo.
Daniel Fermun es el autor de esa
nueva receta de inspiraciones prehistóricas llamada Encantada. Trabajó
con los investigadores para comprender a fondo lo que habían encontrado:
"Se trataba de un producto de fermentación espontánea, al que se
añadían frutos y miel, ricos en levaduras, para favorecer que estas
bacterias desencadenasen el proceso". Confirma que se trataría de un
líquido turbio y con grumos, seguramente tibio o caliente, con una
graduación baja, unos 3 o 4 grados, de sabor más bien amargo y que se
consumía en rituales de enterramiento.
Conocido el punto de
partida, comenzaba el desafío: "Se trataba de hacer un producto
comercialmente viable y apetecible basado en el original". Así que
Fermun comenzó a hacer pruebas con distintos ingredientes. El resultado
final es una cerveza similar a la cerveza belga, que utiliza artemisia y
tomillo para aportar el sabor amargo ("ahora se suele emplear lúpulo,
pero en esta cerveza artesanal no había") y frutos del bosque y miel
para aportar dulzor. "Algunos de estos ingredientes no están en los
restos encontrados, pero todos se podían encontrar por la zona en
aquella época, así que podrían haber sido utilizadas".
Los fondos
que recibe el CIPAG por la venta de la cerveza Encantada se unen a los
que provee el ayuntamiento de Begue y los que aporta la consejería de
Cultura de la Generalitat de Cataluña, así como algunos procesos de
'crowdfunding' como el que cerraron con éxito en 2013. "Vamos despacio porque vamos documentándolo todo al detalle, y hay mucho que desenterrar".