La cerveza artesanal amenaza el reinado del producto industrial
El auge de la cerveza artesanal en los últimos años amenaza ahora el reinado de las grandes marcas industriales
El número de fábricas de cerveza artesanal casi se triplicó en EEUU, pasando de 1,564 en 1999 a más de 4,200 factorías en el 2016
Esta fiebre por la bebida de producción propia la lideró en un comienzo la firma Samuel Adams
El número de fábricas de cerveza artesanal casi se triplicó en EEUU, pasando de 1,564 en 1999 a más de 4,200 factorías en el 2016
Esta fiebre por la bebida de producción propia la lideró en un comienzo la firma Samuel Adams
El auge de la cerveza artesanal en los últimos años amenaza ahora el
reinado de las grandes marcas industriales, que en meses han visto como
lo artesano gana fama en el mercado y ocupa mayor espacio en las
estanterías de los establecimientos especializados.
Desde Bélgica hasta California, ya sea rubia o negra, el espumoso brebaje tiene millones de consumidores por todo el mundo, aunque cada vez existen más apuestas por la elaboración propia y no por las grandes marcas que encontramos en el supermercado de la esquina.
Así lo demuestra el hecho de que, en 17 años, el número de fábricas de cerveza artesanal casi se triplicó en EEUU, pasando de 1,564 en 1999 a más de 4,200 factorías en el 2016, según informa el medio especializado Beer Marketer Insight (BMI).
Más allá de ofrecer una gran variedad de cervezas, el local abre cada sábado las puertas de su factoría y ofrece visitas guiadas a los amantes de esta tendencia artesanal para que observen, entre otros, cómo se maltea la cebada y el proceso de embotellamiento.
“Trabajo en un establecimiento en el que solo vendemos cervezas, pero ahora quiero empezar a fabricar mi propia bebida. Por eso estoy aquí”, contó a Efe Andrew Cook, presente en una de estas visitas y experto de un local especializado desde hace cinco años.
Según Cook, las marcas de cerveza artesanal empiezan a estar “muy presentes” en las estanterías porque son “lo que busca la nueva generación de consumidores de cerveza”.
Su fabricación es relativamente sencilla, por lo que en los últimos 10 años el sector pasó de ofrecer al mercado unos 6 millones de barriles a 22 millones y medio, según apunta otro estudio elaborado por BMI.
Esta fiebre por la bebida de producción propia la lideró en un comienzo la firma Samuel Adams, producida en Boston por el empresario Jim Koch, que en 1984 inició una revolución en solitario dentro del mercado de la cerveza artesanal, ahora más competido.
Pero la firma lleva tantos años siendo líder que para muchos ya no tiene esa particular distinción: “No sabía que Samuel Adams era artesanal”, reconoció a Efe Nico Barrett, “apasionado de la cerveza” y cliente del local neoyorquino Good Beer, donde en las estanterías rebosan decenas de marcas de este tipo, y ninguna industrial.
Uno de los motivos de este auge, según explicó Barrett, que hace unos años se lanzó a fabricar su propia marca de cerveza casera, es la relativa facilidad con la que se puede preparar la receta.
Pero, ¿qué se necesita para elaborar una cerveza artesanal de calidad? Primero, varios litros de agua declorada, kilos de cebada malteada, gramos de lúpulo y levadura para hacer cerveza, además de una gran olla, fermentadores y otros utensilios que “nos ayuden a medir el progreso de fermentación y densidad del líquido”.
El tiempo necesario para elaborar la cerveza casera es “de alrededor de un mes”, señaló Barrett, entre la fabricación, fermentación, embotellado y carbonatación, proceso más largo que requiere “al menos tres semanas” para que se genere “el gas suficiente” que pide este brebaje.
“Puede parecer un trabajo largo y tedioso, pero es todo lo contrario: resulta emocionante”, subrayó el entendido, que espera que su propia receta, aún sin nombre, alcance una buena posición en el mercado.
Para algunos, pues, pasarse un mes creando un brebaje único y propio puede ser una experiencia muy gratificante y que, a veces, llega a tener éxito empresarial.
Eso sí, tal como avisó el experto, la cerveza “no siempre sabrá como esperamos a la primera”.
Desde Bélgica hasta California, ya sea rubia o negra, el espumoso brebaje tiene millones de consumidores por todo el mundo, aunque cada vez existen más apuestas por la elaboración propia y no por las grandes marcas que encontramos en el supermercado de la esquina.
Así lo demuestra el hecho de que, en 17 años, el número de fábricas de cerveza artesanal casi se triplicó en EEUU, pasando de 1,564 en 1999 a más de 4,200 factorías en el 2016, según informa el medio especializado Beer Marketer Insight (BMI).
Desde Bélgica hasta California, ya sea rubia o negra, el espumoso brebaje tiene millones de consumidores por todo el mundo.
Uno de los puntos estrella para entender este suceso en Nueva York es la Cervecería de Brooklyn (Brooklyn Brewery), ubicada en el barrio de Williamsburg, a la orilla del río Este que separa al distrito con Manhattan.Más allá de ofrecer una gran variedad de cervezas, el local abre cada sábado las puertas de su factoría y ofrece visitas guiadas a los amantes de esta tendencia artesanal para que observen, entre otros, cómo se maltea la cebada y el proceso de embotellamiento.
“Trabajo en un establecimiento en el que solo vendemos cervezas, pero ahora quiero empezar a fabricar mi propia bebida. Por eso estoy aquí”, contó a Efe Andrew Cook, presente en una de estas visitas y experto de un local especializado desde hace cinco años.
Según Cook, las marcas de cerveza artesanal empiezan a estar “muy presentes” en las estanterías porque son “lo que busca la nueva generación de consumidores de cerveza”.
Su fabricación es relativamente sencilla, por lo que en los últimos 10 años el sector pasó de ofrecer al mercado unos 6 millones de barriles a 22 millones y medio, según apunta otro estudio elaborado por BMI.
Esta fiebre por la bebida de producción propia la lideró en un comienzo la firma Samuel Adams, producida en Boston por el empresario Jim Koch, que en 1984 inició una revolución en solitario dentro del mercado de la cerveza artesanal, ahora más competido.
Pero la firma lleva tantos años siendo líder que para muchos ya no tiene esa particular distinción: “No sabía que Samuel Adams era artesanal”, reconoció a Efe Nico Barrett, “apasionado de la cerveza” y cliente del local neoyorquino Good Beer, donde en las estanterías rebosan decenas de marcas de este tipo, y ninguna industrial.
Uno de los motivos de este auge, según explicó Barrett, que hace unos años se lanzó a fabricar su propia marca de cerveza casera, es la relativa facilidad con la que se puede preparar la receta.
Pero, ¿qué se necesita para elaborar una cerveza artesanal de calidad? Primero, varios litros de agua declorada, kilos de cebada malteada, gramos de lúpulo y levadura para hacer cerveza, además de una gran olla, fermentadores y otros utensilios que “nos ayuden a medir el progreso de fermentación y densidad del líquido”.
El tiempo necesario para elaborar la cerveza casera es “de alrededor de un mes”, señaló Barrett, entre la fabricación, fermentación, embotellado y carbonatación, proceso más largo que requiere “al menos tres semanas” para que se genere “el gas suficiente” que pide este brebaje.
“Puede parecer un trabajo largo y tedioso, pero es todo lo contrario: resulta emocionante”, subrayó el entendido, que espera que su propia receta, aún sin nombre, alcance una buena posición en el mercado.
Para algunos, pues, pasarse un mes creando un brebaje único y propio puede ser una experiencia muy gratificante y que, a veces, llega a tener éxito empresarial.
Eso sí, tal como avisó el experto, la cerveza “no siempre sabrá como esperamos a la primera”.
La cerveza es la prueba de que Dios existe y quiere que seamos felices. (Benjamin Franklin)